En un capítulo de la mítica serie Pipi Calzaslargas, la niña rebelde y pelirroja reta a sus amigos Tommy y Anika a encontrar juntos el spunk. En realidad, se trata de una palabra inventada, pero todos los adultos que se cruzan en el camino fingen saber lo que es.  “¿Spunk? No tengo, se me ha acabado…”, dice la tendera de una tienda de golosinas. El episodio es una buena muestra de que hay palabras que hechizan, hasta el punto de que provocan en los vendedores una suerte de falta de pudor. Exactamente lo que sucede con el CBD: ¿o de verdad crees que todas las cremas cosméticas que insinúan tener cannabidiol contienen CBD en su fórmula? Por desgracia, las trampas a lo Calzaslargas son frecuentes en el mercado, por lo que antes de comprar una crema de CBD asegúrate de dos cosas: que contenga una cantidad decente de cannabidiol (200 mg por 50 ml en una facial hidratante es una buena proporción) y que el CBD figure entre sus ingredientes. Poca broma: hay marcas muy conocidas que imprimen la palabra CBD en el tarro, como un reclamo publicitario hueco, para luego hacer solo uso del aceite de semillas de cáñamo en la presunta crema de CBD. Y no es lo mismo: aunque no hay ningún problema con este ingrediente, sus propiedades son infinitamente más discretas que las del CBD.

 

 

¿Qué es exactamente el CBD?

 El CBD es uno de los componentes del cannabis, con cada vez más demostradas propiedades medicinales. A diferencia del THC, el otro cannabinoide mayoritario de la planta, el CBD no es psicoactivo, no se considera un estupefaciente ni provoca ningún tipo de adicción. Según la OMS, se trata de una sustancia completamente segura.

En el terreno de la cosmética, según Ana García, responsable de divulgación del ecommerce de CBD ProfesorCBD, el cannabidiol ha demostrado ser un potente antioxidante, con propiedades antiinflamatorias y, según varios estudios, capaz de comportarse como un agente sebostático. Es decir, regula la producción de sebo y, por tanto, combate el acné. Funciona al actuar sobre el sistema endocannabinoide, que tiene receptores en las fibras nerviosas de la piel. De este modo, con su uso tópico, se desencadena una reacción que promueve los citados beneficios. También se ha mostrado eficaz para el tratamiento de cicatrices, los eczemas, la rosácea o la psoriasis, condiciones asociadas a la inflamación.

El aceite de CBD es hoy un ingrediente común en la cosmética, presente en hidratantes faciales, sérums, leches corporales, cremas de manos, geles hidroalcohólicos, contornos de ojos, pomadas para tatuajes, aftershaves o aceites para la barba. No se ha descrito ningún efecto secundario indeseado.

Cremas CBD hakuna Oil

       Foto: Línea de productos cosméticos de CBD hakuna Oil, de ProfesorCBD.

 

¿Puedo construir mi rutina completa de belleza en base a productos de CBD?

 Perfectamente. De hecho, algunas periodistas especializadas en belleza ya se han atrevido, como Lindsay Unterberger, de Glamour, que declaró que sus prejuicios sobre el CBD desaparecieron tras la experiencia, asombrada por el buen olor y propiedades organolépticas de los productos. El orden de aplicación que recomiendan los dermatólogos para una rutina facial con CBD durante el día es el siguiente: limpieza de la piel, sérum, contorno de ojos, crema hidratante y protector solar. No hay que olvidarse de hidratar las manos: grandes perjudicadas del frecuente uso del gel hidroalcohólico. De hecho, algunos de estos desinfectantes llevan el CBD incorporado, como sucede con el de hakuna Oil, que también contiene aloe vera y del que en esta web somos grandes fans. García, responsable de divulgación de ProfesorCBD, afirma sobre el cannabidiol: “Funciona muy bien con el ácido hialurónico, que es un gran hidratante, por lo que aconsejo buscar faciales que combienen ambas sustancias”. Hay líneas específicas para hombres y mujeres. Y el modo de aplicación es el habitual: masajear muy bien el rostro (o cuerpo, en caso de body milk) con las manos limpias. Su absorción es ultrarápida.

Por supuesto, no recomendamos autodiagnoticarse ninguna enfermedad de piel. Y, ante cualquier duda, consulta con tu dermatólogo.